CRÍTICA: "Bohemian Rhapsody" (2018) de Bryan Singer y Dexter Fletcher

Ficha técnica:
Directores: Bryan Singer y Dexter Fletcher
Cast: Rami Malek, Gwilyn Lee, Mike Myers, Ben Hardy, Joseph Mazello, Lucy Boynton
Año: 2018
País: Estados Unidos
Duración: 134 min

La película que comenzó dirigiendo Bryan Singer (X-Men, Los sospechosos de siempre) y que finalizó Dexter Fletcher (Eddie the Eagle), por problemas de abandono o despido que no han quedado muy claros, es una biopic del legendario Freddie Mercury, uno de los mejores cantantes y showmans de la historia, pero también es un tributo a “Queen”, una de las bandas más espectaculares. Justamente, los puntos más altos de la cinta se encuentran en los momentos musicales y en la creación de sus canciones más épicas, las cuales no faltan en este repertorio que te pide que subas el volumen, sientas y disfrutes.
La historia se inicia con el camino que realiza Freddie (Rami Malek) para llegar al escenario con Queen en el estadio Wembley para el “Live Aid”, el concierto realizado para recaudar fondos en beneficio de los países de África Oriental. Pero en realidad, se remonta a la época en la que Farrokh Bulsara (nombre real de Mercury) trabajaba cargando valijas en el aeropuerto de Heathrow, en Londres. Lo que el relato abarca va desde este punto, pasando por el momento en que Freddie conoce a Bryan May y Roger Taylor tras un modesto recital, la consolidación final de la banda, el rápido despegue hacia la cima y las dificultades del grupo, para volver al origen, hacia ese escenario en Wembley. A lo largo de este trayecto conoceremos la vida de Mercury, su origen parsi e indio, los amores de su vida, su sexualidad, su adicción a las drogas, su enfermedad y sus temores.
Quizá el mayor problema de “Bohemian Rhapsody” es la poca profundidad en la que aborda varios de los temas de la vida personal del famoso cantante. La relación con su familia se deja de lado para centrarse en su carrera y su personalidad arrasadora y resonante, y lo que refiere a su bisexualidad y sus “demonios personales” son mencionados, lejos de ahondarse demasiado. Por otro lado, el montaje de la película es algo irregular, pero va de menor a mayor para darnos uno de los mejores finales posibles.
La interpretación de Rami Malek como el mítico artista es muy buena, –a pesar de que muchos pedían a Sacha Baron Cohen, quien se alejó del proyecto porque quería un producto más adulto- y acierta con creces a la hora de recrear los movimientos tan característicos del showman, y por momentos convertirse en élPor su parte, y desde el lugar que les toca, Ben Hardy, Gwilym Lee y Joseph Mazzello no podrían interpretar mejor a Roger Taylor, Brian May y John Deacon. Otro de sus puntos más altos, además de la puesta en escena de conciertos y la reproducción de vestuarios y época, es que la versión reducida del concierto “Live Aid” es sublime, y por momentos consigue ponerte los pelos de punta.      
En definitiva, “Bohemian Rhapsody” es un filme elegante y entretenido, pero que peca de superficial en varios tramos para convertirse en una obra complaciente y políticamente correcta. Sin embargo, la actuación de Malek y la energía de las escenas musicales compensan esta película sumamente disfrutable y recomendable.
Puntaje: 7/10 

Federico Perez

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