Título original: The professor
and the Madman
Director: Farhad Safinia
Cast: Mel Gibson, Sean Penn,
Natalie Dormer, Ioan Gruffud, Jeremy Irvine
País: Estados Unidos
Duración: 124 minutos
“La locura y la genialidad se
unen”
Una cuestión tan interesante como
la historia que cuenta esta película es la manera en que este
proyecto llegó a ver la luz. “Entre la razón y la locura” está
basada en la novela de Simon Winchester, El Cirujano de
Crowthorne, escrita en 1998, de la cual Mel Gibson obtuvo los
derechos pero se tomó más de 20 años en realizar hasta que Farhad
Safinia -colaborador de él en “Apocalypto”- ocupó el puesto de
director.
Como dijimos anteriormente, la
cinta logra ser muy interesante aunque trate de un tópico poco
usual: la creación del primer diccionario de la lengua inglesa. Para
esta tarea, la Universidad de Oxford convoca al investigador escocés
James Murray (Mel Gibson), quien tiene la idea de pedirle a varios
voluntarios que les envíen cartas con palabras y acepciones, incluso
oraciones de ejemplo, para rastrear todas las posibles. La difícil
misión comienza a complicarse hasta que Murray recibe los aportes de
William Minor (Sean Penn), un cirujano estadounidense veterano de
guerra que se encuentra confinado en un centro psiquiátrico
británico tras cometer un crimen producto de sus alucinaciones.
A la trama central de la
confección del direccionario se le suma una historia paralela, que
se centra en la degradación mental de Minor y su relación con las
víctimas de su crimen. Los recursos narrativos que presenta parecen
ajenos a esta época, similares a los de cintas de final de los ´90
como “Shakespeare enamorado”: algunos hechos poco verosímiles y
personajes “demasiado” malvados que sólo sirven como obstáculo.
En el campo de lo técnico, la película opta por planos cortos y
primeros planos, un buen recurso para ilustrar el encierro que sufren
los personajes (algunos por sus trabajos, otros por su locura), con
una música que acompaña adecuadamente.
Gibson y Penn llevan a cabo una
buena tarea en el duelo actoral, teniendo en el australiano una
actuación más clara y medida que en la de su compañero, que opta
por la sobreactuación una técnica para componer su personaje. Cabe
mencionar el trabajo de Natalie Dormer, que transmite los
sentimientos con eficacia a pesar de lo chato de varios diálogos
En resumen, una película que
podría haber sido planteada de otra manera, teniendo en cuenta la
importancia que se le ha dado al lenguaje en los últimos años, pero
que no decepciona a través de dos actores de gran importancia y una
historia real atractiva.
Puntación: 6,5
Por Federico Perez Vecchio
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