Director: Fernando Spiner
Reparto: Aníbal
Zaldívar, Ricardo Roux, Pablo Mainetti, Juan Forn
País: Argentina
Año: 2018
Duración: 90min
Una hermosa boya flotando a la deriva.
Fernando Spiner vuelve a Villa Gesell,
ciudad en donde pasó su adolescencia, luego de vivir años en Roma. Acá se
reencuentra con Aníbal Zaldívar, un viejo amigo, poeta y periodista. A través
de él, Fernando no solo se reconecta con el lugar que lo vio crecer, y un
encuentro con la vida que decidió no tener, sino con la figura de su fallecido
padre, Lito, un inmigrante ucraniano que logró escaparse de Europa con sus
padres cuando era joven.
Fernando recorre el pueblo visitando
artistas, amateur y profesionales, mientras los cambios de estaciones se
suceden. La soledad del invierno y la vorágine del verano en Villa Gesell
contribuyen al carácter único de la ciudad.
Técnicamente la película es bellísima,
la música, la fotografía, los sonidos del mar, del bosque, son el gran
atractivo de este documental que termina siendo tedioso por su ritmo lento y la
liviandad con la que son llevados los temas.
Las escenas en el mar o las caminatas en
el medio de la naturaleza son estéticamente hermosas pero largas y aburridas.
Hay entrevistas interesantes pero el director no aborda con demasiada
profundidad a sus personajes, por lo que al final quedan como potencial sin
explotar. La figura del padre funciona como eje de la narración pero nos
resulta ajena y sin rostro. Sus vivencias son más bien anécdotas y funcionan
como una historia separada más que para unirse en el relato del documental.
Más allá de la belleza de las imágenes
no hay una gran motivación para prestar atención a la película por lo que estas
largas tomas y prolongadas, más allá de ser bellas, como me canso de decir, no
contribuyen a una tensión, sino que aburren un poco.
Más allá de esto es un lindo documental
para disfrutar sus imágenes, sin preocuparse mucho por seguir una trama.
Puntuación: 6/10
Bruno Sabbatini
Trailer:
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